Uno debe romper con todo
con los espejos y los retratos
las manos enlazadas
y los besos pasajeros.
Se deben romper los recuerdos rotos
los fragmentos de alma regados por la ciudad rota
las caricias y los te quiero.
Lo único importante es romperlo todo
los sueños antes de despertar
las cobijas después de cubrirse
una hoja antes de ser escrita
un amor antes de consumirse.
Hay que romper las heridas
las falsedades que caen como lluvia
los destrozos que deja una tormenta
las migajas de pan sobre la mesa después del té.
Hay que romper las muertes nocturnas
los temores, rotos, sirven mas y para bien.
Rompamos la vida que no queremos
los amores de una noche
o los amores que no se realizan.
Para vivir hay que romper y renunciar
Homenajear los finales y abrazar los tránsitos.
Irse rompiéndolo todo, y regresar...
Importante volver
husmear los destrozos debajo de la cama
recoger los fragmentos rotos en las avenidas y las calles
lanzarlos a un río y volver.
Dejarlos ir con las aguas heladas
y volver aunque nunca se vuelva
para no bañarse dos veces en el mismo río.
Un día hay que acabar con todo.
Llorar mientras todo se acaba,
y luego, cuando todo se haya roto
no volver,
o volver sin las pesadas cargas del pasado
que es lo mismo que no volver,
No ser el mismo, siendo el mismo
comprarse un espejo
salir a la calle y ver los nuevos rostros
encontrar uno y caminar
o no encontrarse con nadie y caminar
viviendo la levedad y el nacimiento
aprender a caminar y a balbucear
entenderlo todo de nuevo.
Saber que la luz es sol y la oscuridad es noche
ver todo como por vez primera
amar como si nunca se hubiese amado
así, torpemente, como se aman los que no saben del misterio,
de ningún misterio,
antes de las preguntas y las respuestas a medias
antes de las palabras indescifrables
antes de los inicios y las despedidas;
antes de que todo pase, y mientras pasa
uno va así, en inocencia y soledad
como venimos al mundo, desnudos
frágiles de todo, jugando a la vida
jugando a vivir.