
Como las alas de ícaro que se desvanecieron en el fulminante ardor del Sol,
en particulas se vinieron a bajo las ilusiones, los deseos, las añoranzas de lo imposible.
Alas conocedoras de universos extintos
agonizantes quedaron en el crepusculo incierto de lo terreno y mundano.
Alas que recordarón que traspasar los límites de lo tangible
era una bella manera de morir.
Exhaustas y colericas
las plumas danzaron en el porvenir de los pies errantes
y ella se dijo
¡Y no siento mis alas!
Las perdiste
Le respondí confundida
¿Que paso con el vuelo?
¿Porque caer entre malezas estando ya en las puertas de lo infimo?
Sublime es tu vuelo, delmira,
que en la caricia de mis ojos con el papel
volarás y caerás...
eternamente.