
Lejana estas de mi memoria
en el agujero negro de las convalecencias pasadas
recuerdo un beso,
pero de él sólo se desprende una forma
no eras tú,
ni ella,
era el pasado disfrazado de mujer
como ningún esplendor futuro supo pintar.
Eras ella, la que ya no eres
la que tejía sonrisas por segundo
y esos párpados tan púdicos
guaridas silenciosas,
abrazando las palabras
endulzando mi momento de tristeza a solas.
Pero ya ves, fantasma
cuántas lejanías nos han separado
ya nada hay por decir
por lo menos yo
dije lo impensable
y tú no dijiste lo indispensable
te regocijaste al silencio
y él supo amarte mejor que yo
ningún verso pudo competir
con la hermosura de su misterio.
Tú, fantasma, me enseñaste a callar
a perseguir Olvidos
a dejar ir todo
porque nada nos pertenece
aprendí a ser fantasma
invisible a tus encantos, mujer
a ser el silencio que tanto amaste
a cubrirte en mi soledad
como una leve caricia.
En un fugaz amanecer en compañía
aprendí a no solicitar del adios para la despedida
Aprendí a no pintar nada sobre ningún lienzo
para ningún cuadro
que no adornará ninguna habitación de nadie.
y sin embargo,
te enorgullecería
saberte poema
como siempre.
Ahi estabas mejor
entre las líneas y metáforas
con el ritmo conseguido a través de mis dolores
como una ilusión que abarcaba todas las similitudes
entre una idea y tú, que poca distancia había.
Fantasma orgulloso de un amor prestado
me enseñaste a olvidar
y fué el olvido mi camino eterno.
Hoy eres una puerta cerrada
Un recuerdo sin cerrarse
Ese silencio que me arropa en las noches de frío
el viento que se cuela en la ventana
y que se va, como te fuíste...En un suspiro
Como dicen que se van todos los olvidos y las ausencias