En una razón para llorar se juntan las otras razones olvidadas
Aman el espejo Roto
Los silencios obligados
La madera curtida del gorgoteo de lágrimas
Aman unos ojos tallados de misterio como esfinges
Falsa catedral de ilusiones
No hay enigma detrás del dolor
De ningún fuego por extinguirse.
Ahora repetiré el abrazo silencioso
Unas paredes blancas excesivamente limpias
Una tranquilidad tan serena como el sol al otro lado de la ventana.
Aman por mí
Incapaz de amar
Por falta de costumbre.
Aman los espejos rotos
Dónde no se ven
Porque no ven a nadie.
Una pintura en exhibición
Admirada
Pero que nadie sería capaz de comprar.
Ahora ese calor de sábanas viejas
El miedo que me producen las golondrinas noctámbulas
Una noche despejada como ensueño.
Acá hay un corazón que late por costumbre
Un árbol en otoño que todos miran morir
Pero que nadie llora.
El mal hábito de morir se nos está colando en todo
Un desfallecer sin ceremonia
Una ruptura que por necedad se olvida en cada primavera.