
Retornar atrás y olvidarte
No recordar que pisaste este camino maltrecho,
otro rumbo, un desvío al menos
para no llegar de nuevo a tu piel?
Retornar atrás
olvidarme de que existes
besando otros labios que ya no besan
perderme entre miradas donde no estén intactos tus ojos
naufragar en el aroma que no me renumeré tu presencia
Ahí me encuentro
Buscando regresar a un pasado
¡donde no existas!
¡donde no duelas!
¡donde no estes!
para poder al menos decir;
un te quiero, un gracias... y un adios.
1 comentario:
Este poema es triste... me recordó uno que yo leía cuando trabajaba de cocinero en un restaurante. Es un poema de Neruda que había copiado a mano y que había pegado ahí mismo donde ponían los papelitos con las órdenes del restaurante. El poema de Neruda se llamaba Farewell y aquí lo comparto contigo (aunque estoy seguro que lo conoces). Debo aclarar que quizás este poema sea más impactante para los hombres, pero sólo es en apariencia: en el fondo, los seres humanos somos similares en el corazón:
Farewell
Por Pablo Neruda
Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste como yo, nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
Yo no lo quiero, Amada.
Para que nada nos amarre
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron tus palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.
(Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.)
Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.
Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.
Amor que quiere libertarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.
Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.
Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
...Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.
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