Ayer llovió!
y nadie se dio por enterado
las gotas caían del cielo y todos inmutables no regresaban la mirada
hacía la nostalgia de un deseo derramado
Ayer los mares se salieron de su órbita
los murmullos sacudieron algunas almas
pero estas se salvaron
no quisieron no salvarse
Aquella llovió torrencialmente
y nadie dijo nada
¡pero los cielos!
estos vagabundos circunspectos
mutables pero imperecederos en sus deseos de añoranza
entendieron el motivo de la lluvia
y lloraron con mas fuerza
mas ardor
y aliento
Ellos no querían llover
pero mientras ella llovía
las nubes se arrinconaban a verla derramarse
esto hizo sollozar el alma del mundo
las montañas se vinieron abajo
bolas de fuego estuvieron lanzadas al vacío
y estas gentes coléricas, ausentes de sí mismas
continuaron divagando por estas calles en destrucción
no le vieron lloviendo
no entendieron el fuego que caía a rastras por sus cabezas
pensando en una hermosa parodia de fuego artificial
eran bolas de fuego
era lluvia ácida
y era ella que solitaria
seguía llorando la vida
sin que nadie se diera por enterado
sin que nadie dejase de verla mirándose siempre así mismos.
Mientras tanto, en la lejanía perpetua de otro abismo
de otra niebla remota
estaba yo sentada en los murales de una tierra seca,
desértica
sabía yo sobre la lluvia de aquella
estando lejos
era un lobo sollozándole a la luna el doliente amparo de venirse su mundo al suelo
lo veía caerse y pensaba sigiloso en aquella que llovía a cántaros,
con torrenciales vientos que arrasaban con hojas secas
con la lluvia ácida, un dolor profundo
con el sigilo a ratos de gotas reducidas de tanto sollozar
con la pasión ardiente de quién se quiere llevar la nada
con lluvias en los techos anunciando una guarida
con aguas líquidas, sólidas y sucias
Así era como lloraba ella el mundo
pero el mundo también lloraba por ella.
pero mientras ella llovía
las nubes se arrinconaban a verla derramarse
esto hizo sollozar el alma del mundo
las montañas se vinieron abajo
bolas de fuego estuvieron lanzadas al vacío
y estas gentes coléricas, ausentes de sí mismas
continuaron divagando por estas calles en destrucción
no le vieron lloviendo
no entendieron el fuego que caía a rastras por sus cabezas
pensando en una hermosa parodia de fuego artificial
eran bolas de fuego
era lluvia ácida
y era ella que solitaria
seguía llorando la vida
sin que nadie se diera por enterado
sin que nadie dejase de verla mirándose siempre así mismos.
Mientras tanto, en la lejanía perpetua de otro abismo
de otra niebla remota
estaba yo sentada en los murales de una tierra seca,
desértica
sabía yo sobre la lluvia de aquella
estando lejos
era un lobo sollozándole a la luna el doliente amparo de venirse su mundo al suelo
lo veía caerse y pensaba sigiloso en aquella que llovía a cántaros,
con torrenciales vientos que arrasaban con hojas secas
con la lluvia ácida, un dolor profundo
con el sigilo a ratos de gotas reducidas de tanto sollozar
con la pasión ardiente de quién se quiere llevar la nada
con lluvias en los techos anunciando una guarida
con aguas líquidas, sólidas y sucias
Así era como lloraba ella el mundo
pero el mundo también lloraba por ella.
1 comentario:
Mmm, una lágrima para la gitana quien por cierto ha de llorar por alguien más.
Oye, te mando saludos, fue el primer post de mi año nuevo (2010), pero aún triste me gusta mucho leer tu blog.
Saludos y buen inicio de año.
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