Bueno aquí me nació una reflexión partiendo de un breve texto de Cortázar en Rayuela que se encuentra en la parte baja de la nota. Necesite escribirla, la pensé y le dí muchas vueltas, viví intensamente las palabras de Cortázar, veía mis recuerdos olvidados, las imagenes turbias de un pasado que no podía volver a sentir, se me confundía el pasado con las imagenes de peliculas que había visto, muchas cosas que veía ,pensaba, eran mas verdaderas que cualquier cosa que haya vivido antes. De ahí nació el cuestionarme sobre el recuerdo y en un mismo momento,¿a dónde me lleva el recuerdo?, que es siempre a la añoranza... Las emociones le imprimen al instante vivido, la certeza de que es uno quién lo vive, luego, solo quedan rastros, sueños, ideas, todas ellas difusas sobre lo que uno vivió, por eso siempre uno es un eterno presente, algo que siempre se vive, pero que deja de ser al paso siguiente de la manecilla del reloj. Ya no recuerdo quién era cuando comence a escirbir esta nota, pero siempre queda el camino de la melancolía, que no es mas, sino el deseo de imprimirle a las imagenes esas emociones perdidas.
No es a los 40 años que uno siente nostalgia, no es el tiempo que se sucede sin darse por enterado. Algunos somos nostalgicos desde siempre, en el ayer, el hoy y el mañana. Aveces creo que miro con nostalgia un futuro incierto, también a los cinco años, miraba mis primeros años de vida con deseo de regreso, la protección de mi madre, la inocencia pura y eterna, la sonrisa primaria, celebrando la sorpresa del mundo, el maravilloso descubrimiento de la vida. A pesar, siempre quiere uno retornar, pero nunca se regresa a ningún lado, a nadie y menos a uno mismo. Y esa nostalgia por eso es siempre, el peor de los engaños.
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros” Rayuela - Cortázar
No es a los 40 años que uno siente nostalgia, no es el tiempo que se sucede sin darse por enterado. Algunos somos nostalgicos desde siempre, en el ayer, el hoy y el mañana. Aveces creo que miro con nostalgia un futuro incierto, también a los cinco años, miraba mis primeros años de vida con deseo de regreso, la protección de mi madre, la inocencia pura y eterna, la sonrisa primaria, celebrando la sorpresa del mundo, el maravilloso descubrimiento de la vida. A pesar, siempre quiere uno retornar, pero nunca se regresa a ningún lado, a nadie y menos a uno mismo. Y esa nostalgia por eso es siempre, el peor de los engaños.
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros” Rayuela - Cortázar
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