martes, 20 de abril de 2010
Diarios - Alejandra Pizarnik
Sucede esto: sufro. Son las 19.30 hs. Tengo miedo. Se ha perdido lo que nunca se tuvo.
"Aprender todas las retóricas, viejas y nuevas, a fin de decir hermosamente que se ha perdido y se sufre. Las ganas de morir son inminentes y sin embargo tomarás un libro que no te gusta, estudiarás la forma —que desprecias— en que este o aquel poeta célebre (injustamente, según tu parecer) expresó sentimientos, percepciones, recuerdos y vivencias que no compartes. Luego te dolerán los ojos, toserás, seguirás fumando, postergarás para mañana lo que prometiste hacer el año pasado, y por fin, cansada, insensible, cesarás de sufrir porque tu cuerpo ultimado a poemas malos se sentirá tan agotado que te parecerá inocente. Entonces, dormir brutalmente hasta que el reloj te anuncie las ocho, hora de putear contra la vigilia, y beberás café y fumarás tosiendo y te hundirás en las pequeñas calles sucias "que conocieron Dante y Strindberg y Rilke", y tu sed de ruinas te hará contemplar ávida cada signo de desecho y de muerte. Y pensarás: Mientras haya enfermedades y muerte habrá un lugar para mí. (Y habrá la misma sed, la que no se refiere al agua ni a la lluvia, la que sólo se sacia en la contemplación de un vaso vacío.)"
(...)Pero no escribo poemas, he perdido el hilo, no sé dónde estoy poéticamente(...)
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3 comentarios:
Así suele suceder, e incluso peor a veces. Me encantó
Un abrazo
Excelente, no había leído mejor descripción de mis decaídas que me producen exactamente, ni más ni menos, eso... es desaparecer por unos días pero seguir viviendo encerrada, sin afanes ni impulsos ni motivos.
Si, creo q es de las peores sensaciones...O mejor decirlo, es de las peores muertes. De la otra uno no sabe, pero verse muerto, sentirse muerto...Es desdoblarse para ver su cuerpo lanzado a la pura nada, estático, sin darse el lujo nisiquiera de descomponerse.
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