"He sospechado alguna vez que la unica
cosa sin misterio es la felicidad,
porque se justifica por sí sola".
Jorge Luis Borges
Un día te levantas con ganas de hacer las cosas bien, te pones el color de la corbata que jamás habías usado, te peinas para el lado izquierdo y seguramente te pones aquel sombrero que en antaño te quedaba tan bien, en pocas palabras, haces todo un proceso de renovación, botas las viejas camisas, incluso las que mas te gustan, y decidís que hoy será tu día, que todos tus putos fracasos van a ser dejados por los asfaltos que lanzarás a la mierda, todo lo que hasta ahora venía acongojando tu conciencia. No volves a pensar en aquello de lo que te arrepentís. Hasta dejas de tomar, decís que no vale la pena seguir ingiriendo licor y que pronto harás lo mismo con los cigarros, en cuanto al ¿café? sabes que te hace daño pero también pensas que algún día tal vez lo terminés dejando. Queres algo distinto para tu día y tenes la esperanza de que ese día que planeaste con tanta cautela y sigilo se alargue para el resto de tus días, porque estas totalmente decidido a caminar por otros rumbos, tantear otros terrenos. Tenes miedo, lo sentís calarte el corazón, porque no habías decidido jamás vencerte y correr en dirección opuesta a lo que siempre creíste ser.
Salís de tu cuarto, te volves a mirar al espejo y ves cosas que nunca habías notado en vos, un lunar que se había pasado desapercibido, una cana entre tu cabellera azabache y una sonrisa dibujada en tu rostro con la expresión mas sincera con la que uno se puede armar para salir al mundo y vencerlo.
Caminas, sin saber exactamente para donde, pero dejas que el ritmo de la vida y de las corrientes de viento te guíen, sentís el sabor amargo de un día soleado, ¡pero lo ves hermoso! como jamás lo habías visto, te preguntas si el mundo también había decidido vestirse de su mejor gala para salir hoy a recorrer las calles!, y te preguntas también si aquellas personas que caminan a tu alrededor y se chocan con vuestro cuerpo piensan lo mismo del color de la hierba y sienten el olor intenso del sol que cala el pavimento.
Mientras caminas con el calor a rastras, pensas que tu felicidad de la próxima hora consistirá en irte a tomar una gaseosa bastante fría, te haces consiente de la fácil accesibilidad de tu cometido y comienzas a concebir la repartición de felicidades que quieres darte, en tres o cuatro horas posiblemente, -lo crees- tu felicidad estará en irte alguna taberna y escuchar música, solamente escucharla, te prometes que en seis horas mas o menos, dejarás fluir una tristeza que tenías guardada entre los bolsillos y que harás todo lo posible por disfrutarla y homenajearla como es debido, en una hora importante de la tarde. Aseguras que de hoy en adelante no impedirás que tu melancolía se evaporé, no la dejaras castrarse y afrontarás todas las congojas que en algún momento quisiste beberte creyendo que tomabas alcohol.
Tenes miedo, a tientas sentís que lo que estas pensando y haciendo por vos es inútil, que mañana todo seguirá siendo igual y pensas en lo patético que te ves con esa sonrisita estúpida que crees tienen las personas que piensan ser "felices". Fuiste un nihilista perdido, no miraste jamás mas allá de lo que siempre percibieron tus ojos, y aceptaste resignadamente toda demanda que te hacia el mundo, creías ser fuerte, pero la verdad era que siempre esperaste mas, no lo aceptaste jamás, pero sabías que así era. Fuiste un Werther descarriado, la encarnación de ese último romántico que caminaba por las calles buscando doncellas que rescatar, pero no dijiste nada, nadie lo sabía. Y cuantas veces te lanzaste desde puentes de gran altura, y fuiste acribillado por las manos deleitosas de tu amor. Pero no decías nada, solo guardabas silencio y dentro de ti, te sentías miserable por esperar algo que nunca llegaría.
Y hoy estabas ahí, recorriendo caminos inciertos, mirando tu vida como no había sido contemplada, lo mejor de todo, no esperabas nada. Tomaste tu gaseosa, fuiste aquella taberna y hasta larga la noche estuviste solo, contemplando la "felicidad" ajena. Algo había cambiado, estabas triste y sin embargo no querías correr contra ella, solo la dejaste hablar, silenciosamente tu nostalgia recorría todo el sitio, y hablabas sin decir una palabra.-Los solitarios hablamos por nuestro silencio- pensaste, y seguías hablando sin decir palabra alguna, mientras el tiempo pasaba y la noche caía sobre tus hombros.
Ya no tenías miedo, la serenidad había aparecido, y te sentías apacible en tu tristeza, siempre quisiste llegar hasta ese estado, y hoy lo habías logrado, no te engañabas, la felicidad es una mentira que uno nunca termina por creerse y así lo creías hoy, no eras feliz y tu día no era distinto al resto de los demás días que habían pasado, ¡lo sabías! pero la ilusión había traído la serenidad, y pensaste en el engaño furtivo que habías experimentado y también en todos los que habían pasado por tu vida. Te enteras por fin del gran misterio, los engaños provenían de la misma fuente y toda felicidad era la misma gran mentira del mundo.
cosa sin misterio es la felicidad,
porque se justifica por sí sola".
Jorge Luis Borges
Un día te levantas con ganas de hacer las cosas bien, te pones el color de la corbata que jamás habías usado, te peinas para el lado izquierdo y seguramente te pones aquel sombrero que en antaño te quedaba tan bien, en pocas palabras, haces todo un proceso de renovación, botas las viejas camisas, incluso las que mas te gustan, y decidís que hoy será tu día, que todos tus putos fracasos van a ser dejados por los asfaltos que lanzarás a la mierda, todo lo que hasta ahora venía acongojando tu conciencia. No volves a pensar en aquello de lo que te arrepentís. Hasta dejas de tomar, decís que no vale la pena seguir ingiriendo licor y que pronto harás lo mismo con los cigarros, en cuanto al ¿café? sabes que te hace daño pero también pensas que algún día tal vez lo terminés dejando. Queres algo distinto para tu día y tenes la esperanza de que ese día que planeaste con tanta cautela y sigilo se alargue para el resto de tus días, porque estas totalmente decidido a caminar por otros rumbos, tantear otros terrenos. Tenes miedo, lo sentís calarte el corazón, porque no habías decidido jamás vencerte y correr en dirección opuesta a lo que siempre creíste ser.
Salís de tu cuarto, te volves a mirar al espejo y ves cosas que nunca habías notado en vos, un lunar que se había pasado desapercibido, una cana entre tu cabellera azabache y una sonrisa dibujada en tu rostro con la expresión mas sincera con la que uno se puede armar para salir al mundo y vencerlo.
Caminas, sin saber exactamente para donde, pero dejas que el ritmo de la vida y de las corrientes de viento te guíen, sentís el sabor amargo de un día soleado, ¡pero lo ves hermoso! como jamás lo habías visto, te preguntas si el mundo también había decidido vestirse de su mejor gala para salir hoy a recorrer las calles!, y te preguntas también si aquellas personas que caminan a tu alrededor y se chocan con vuestro cuerpo piensan lo mismo del color de la hierba y sienten el olor intenso del sol que cala el pavimento.
Mientras caminas con el calor a rastras, pensas que tu felicidad de la próxima hora consistirá en irte a tomar una gaseosa bastante fría, te haces consiente de la fácil accesibilidad de tu cometido y comienzas a concebir la repartición de felicidades que quieres darte, en tres o cuatro horas posiblemente, -lo crees- tu felicidad estará en irte alguna taberna y escuchar música, solamente escucharla, te prometes que en seis horas mas o menos, dejarás fluir una tristeza que tenías guardada entre los bolsillos y que harás todo lo posible por disfrutarla y homenajearla como es debido, en una hora importante de la tarde. Aseguras que de hoy en adelante no impedirás que tu melancolía se evaporé, no la dejaras castrarse y afrontarás todas las congojas que en algún momento quisiste beberte creyendo que tomabas alcohol.
Tenes miedo, a tientas sentís que lo que estas pensando y haciendo por vos es inútil, que mañana todo seguirá siendo igual y pensas en lo patético que te ves con esa sonrisita estúpida que crees tienen las personas que piensan ser "felices". Fuiste un nihilista perdido, no miraste jamás mas allá de lo que siempre percibieron tus ojos, y aceptaste resignadamente toda demanda que te hacia el mundo, creías ser fuerte, pero la verdad era que siempre esperaste mas, no lo aceptaste jamás, pero sabías que así era. Fuiste un Werther descarriado, la encarnación de ese último romántico que caminaba por las calles buscando doncellas que rescatar, pero no dijiste nada, nadie lo sabía. Y cuantas veces te lanzaste desde puentes de gran altura, y fuiste acribillado por las manos deleitosas de tu amor. Pero no decías nada, solo guardabas silencio y dentro de ti, te sentías miserable por esperar algo que nunca llegaría.
Y hoy estabas ahí, recorriendo caminos inciertos, mirando tu vida como no había sido contemplada, lo mejor de todo, no esperabas nada. Tomaste tu gaseosa, fuiste aquella taberna y hasta larga la noche estuviste solo, contemplando la "felicidad" ajena. Algo había cambiado, estabas triste y sin embargo no querías correr contra ella, solo la dejaste hablar, silenciosamente tu nostalgia recorría todo el sitio, y hablabas sin decir una palabra.-Los solitarios hablamos por nuestro silencio- pensaste, y seguías hablando sin decir palabra alguna, mientras el tiempo pasaba y la noche caía sobre tus hombros.
Ya no tenías miedo, la serenidad había aparecido, y te sentías apacible en tu tristeza, siempre quisiste llegar hasta ese estado, y hoy lo habías logrado, no te engañabas, la felicidad es una mentira que uno nunca termina por creerse y así lo creías hoy, no eras feliz y tu día no era distinto al resto de los demás días que habían pasado, ¡lo sabías! pero la ilusión había traído la serenidad, y pensaste en el engaño furtivo que habías experimentado y también en todos los que habían pasado por tu vida. Te enteras por fin del gran misterio, los engaños provenían de la misma fuente y toda felicidad era la misma gran mentira del mundo.
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