"Mi padre dijo una vez: si quieres ver el alma de alguien, tienes que conocer sus sueños. Asì sentiràs compasiòn por aquellos que estàn peor que tù". Arizona Dream - Emir Kusturika

jueves, 23 de abril de 2009

UNO, DOS, TRES, CUATRO…TE TOCÓ A TI



“La muerte es ese amigo que aparece en las fotografías de la familia, discretamente a un lado, y al que nadie acertó nunca a reconocer.
La muerte, en fin, es esa mancha en el muro que una tarde hemos mirado, sin saberlo, con un poco de terror”. Eliseo Diego



Se le haría a usted posible que en este relato estén los registros de un hombre ya fallecido. Pues este es mi caso, omitiendo cualquier efecto de rechazo por quién lo lea, o de escepticismo, he optado por comentar que en la noche de ayer fui asesinado. No se cuantos muertos han tenido la gran idea o por mejor decir, opción de explicar los pormenores de su muerte. En mi caso específico, me encuentro en una situación incomoda, porque llevo pensando como le contaré a mi madre, mujer vieja y enferma, sobre mi defunción.

Me he sentado en su mesa, a recibir el desayuno diario, con mi hermana que me mira de manera extraña, le pregunto que le sucede y no responde nada. Tomamos los cubiertos, yo los regreso a la mesa y dedico un silencio en homenaje a mi muerte. Las miro, mientras comen, y después de ver que nadie sea decidido a romper ese silencio que comienza a ponerse incomodo, tomo la voz y miro a los ojos a mi madre,

Mamá !ayer me mataron!

Escuchó sus alaridos, me alega ¡que como fui capaz de morirme en esta escases económica!, me pregunta que ¿como así?, que si vio mijo le dije que no saliera tan tarde!…que ¡¿ahora que iba hacer ella para mantener sola a mi hermana?!, ¡que como se me ocurría a mi morirme ahora!, porque no después...

Son las 7 de la mañana, suena el teléfono y mi mamá se despertó para contestarlo.

-alo

-alo buenas, es usted la madre de Federico Rincón?

-si ¿porque? ¿Pasa algo? ¿Quién es usted?

-ah señora, lamento comunicarle esta mala noticia, pero su hijo fue dado a muerte en la noche de ayer.

-¡Que! ¿Como así?, usted esta bromeando ¿verdad?, dígame que es mentira. Señor, mi hijo no le ha hecho mal a nadie, no es posible que haya sucedido algo así

-No, no señora, que pena. En realidad, no es una broma, mi sentido pésame...

..................................................................................

-alo, señora, le paso algo, ¿se encuentra ahí?

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- alo, alo, alo.

Minutos después la vi tendida sobre la cama llorando, quería acercarme a ella y abrazarla, para decirle que no se preocupara, que todo estaba muy bien, que después de todo la muerte no era tan mala como la gente pensaba. Le diría como siempre para tranquilizarla, como cuando no teníamos con que pagar los servicios ni el colegio de lucía; mamá morirse es una acción mas de la existencia, es como comer, dormir, pero no esta mal morirse de vez en cuando, y menos ahora que la muerte camina por las calles llevándose a cualquier miserable, me tocó a mi, mañana le toca a otro, y así sucesivamente. Mamá no lloré ¡por favor!, que me parte el alma verla así, -ahora que solo poseo alma- yo voy a estar ahí pendiente de las dos, mamá no me haga llorar ¿si?

Porque inversamente había tratado de ver la muerte de la mejor manera posible, ¿que podía hacer yo?, lamentar sobre mi cadáver un cuerpo que deje ir por indulgencia.

No es común que la imaginación de un ser vivo alcance a percibir como se pierde la vida, porque son misterios tan inalcanzables hasta para la fantasía, que inclusive, comprendes que morir es mas simple de lo que había querido la ficción anotar, porque para mi, en este otro umbral del mundo, morirse es como ir caminando por la calle, sentir un estruendo fuerte en alguna extremidad, perder la lucidez y caer desvanecido sobre el asfalto. Y así fallecen muchos, y así fallecerán tantos otros, si tienes suerte un día cualquiera te llega, o valdría decir, si no la tienes, porque morirse es una acción como muchas, del azar, del uno, dos, tres, cuatro, te tocó a ti...

Destino - Salvador Dalí y Walt Disney


“Ella era la pequeña ventanita, el minúsculo agujero luminoso en mi sombría cueva de angustia. Era la de redención, el camino de la liberación. Ella tenía que enseñarme a vivir o a morir; ella, con su mano segura y bonita, tenía que tocar mi corazón entumecido, para que al contacto de la vida floreciera o se deshiciese en cenizas.”

Dolores - Soledad Acosta

Dolores - Soledad Acosta
“Yo estaba muy triste entonces: el corazón humano, sin exceptuar el mío, me parecía tan pequeño, variable e indigno, bien que en lo íntimo de él guardase el recuerdo de la mujer que amé como un ángel, pero que se había convertido para mí en un ser débil, fútil, y fácilmente llevado por la voluntad ajena. A veces la conciencia me acusaba de haber cambiado yo también. Era cierto, pero no había empezado a sentirme indiferente sino cuando advertí en ella despego. Su silencio y sus vacilaciones durante nuestra separación me la habían mostrado bajo otra luz, y el antiguo ideal había desaparecido para mí"

De las tardes-Fernando Delgadillo

De las tardes-Fernando Delgadillo
Si te tuviera una tarde para abrevarme en la voz, murmurante de tus fuentes una tarde para dos. Una tarde para siempre por las tardes que no estás, por las tardes que no han sido, y por las que ya no te vas. Quién te tuviera una tarde para andante recorrer las veredas, los atajos en los campos de tu piel, recorriendo amante valles, lomas, cauces de agua y flor, conquistando tus llanuras. toda una puesta de sol.

Herida - Rimbaud

Herida - Rimbaud
“Era la forma que revestía un amor ávido de exceder el límite de las cosas y, sin embargo, ¿cuántas veces alcanzamos momentos de felicidad irrealizables, noches estrelladas, arroyuelos que transcurren?: en el bosque de Lyon, ya en la noche, ella caminaba en silencio... sentía cómo mi destino caminaba a mi lado... Es imposible expresar con una sola frase la posibilidad que tenía de reconocerla: también soy incapaz de expresar su belleza, belleza imperfecta, móvil imagen de un destino ardiente y tenue. La fulgurante transparencia de esas noches es también inefable”. Bataille

La despedida-Fito Paez

La despedida-Fito Paez
Sabe amargo el licor, de las cosas queridas, se acabó lo mejor, quién nos quita esta herida, tu me pierdes a mí yo te doy por perdida, es la hora de huir, la despedida, la despedida ...

Ms Dalloway - Virginia Woolf

Ms Dalloway - Virginia Woolf
“Con todo, en algunas ocasiones era incapaz de resistirse al encanto de una mujer, no de una niña, de una mujer confesándole, como hacían a menudo, un mal paso, una locura. Y ya fuera por compasión, o por su belleza, o porque ella era mayor, o por alguna contingencia – como un leve aroma, o un violín en la casa de al lado (tan extraño era el poder del sonido de algunos momentos), ella sentía sin lugar a dudas, lo que los hombres sienten. Sólo por un instante; pero era suficiente. Era una revelación súbita, una especie de excitación, como un sofoco, que tratabas de contener, pero conforme se extendía no te quedaba más remedio que entregarte a temblar y sentías que el mundo se te acercaba, hinchando con un significado sorprendente, con una especie de pasión que te llevaba al éxtasis, porque estallaba por la piel y brotaba y fluí a como un inmenso alivio por fisuras y llagas. Y entonces, en ese preciso momento, había tenido una iluminación. La luz de una cerilla en una flor de azafrán; un significado interior que casi llegaba a verbalizarse. Pero la presión se retiraba; lo duro se volvía blando; el momento había terminado”.

Jose Luis Guerin - Las mujeres que no conocemos

Jose Luis Guerin - Las mujeres que no conocemos
"Vislumbraba uno de esos seres que a través de su rostro especial nos anuncia la posibilidad de una felicidad nueva. Cuando es especial, la belleza multiplica las promesas de felicidad. Cada ser es como un ideal aún desconocido que se abre a nosotros. Y ver pasar un rostro deseable que no conocíamos nos abre nuevas vidas que deseamos vivir. Desaparecen a la vuelta de la esquina, pero esperamos volver a verlos, nos quedamos con la idea de que hay más vidas por vivir de las que pensamos, lo que da más valor a nuestra persona. Un nuevo rostro que ha pasado es como el encanto de un nuevo lugar que nos ha revelado un libro. [...] Qué importa si no partimos, sabemos que existe, tenemos una razón más para vivir. Así miraba por la ventana para ver que la realidad y la posibilidad de vida que sentía junto a mí a cada hora contenían innumerables posibilidades diferentes de felicidad [...]Por desgracia no conoceremos todas las felicidades [...]Al menos nos dan nuevas razones para vivir." Fuente Deeegie - Marcel Proust