"Mi padre dijo una vez: si quieres ver el alma de alguien, tienes que conocer sus sueños. Asì sentiràs compasiòn por aquellos que estàn peor que tù". Arizona Dream - Emir Kusturika

jueves, 24 de junio de 2010

El Domingo, 06 de junio de 2010 a las 15:26

El vacío era como una manta negra que empezó a manifestarse con pequeños moretones en los brazos, eso me impedía escribir, leer, agarrar cualquier cosa entre mis manos. Luego, como si no fuera suficiente, mis pies ennegrecieron, se iban perdiendo con la mancha negra que seguía propagandose diariamente, no había manera de pararla, mis defensas bajaron, mis ojos perdieron la pupila oscura, convirtiendose en una mancha blanca indistinguible. Caminaba sin sentir mis pies, abrazaba sin sentir los brazos. A corto plazo, los amigos no lograban reconocerme a distancia, en la cercanía siempre había la duda, de si era yo o no. También padecía la perdida de memoria, los recuerdos convertidos en viejas imagenes, no lograban satisfacer falsamente las ánsias de vida. Entonces, despojada de lo vivido, libre hasta ser nada, pero cargando la libertad entre las espaldas, esperaba impaciente que la negrura llegará hasta mis extremidades superiores, mientras eso sucedía, la nada que ya no era yo, buscaba desesperada la cura, cabe decir, que por algunos días, la propagación cesaba, ella tan cansada como yo, de perpetuarse sobre mí. Sabía perfectamente que era inevitable pensar en abolirle, sabía también que el vacío era un mal terminal, porque a pocos días de recuperar el aliento, él comenzaba su trabajo, yo lo miraba cubrirme, con una caricia suave, mientras él, me veía desaparecer sin darme ninguna tregua.

lunes, 21 de junio de 2010

El problema es que no es solo el país, es la conciencia general...
Acá y en la china, en los horizontes mas lejanos transpira la mediocridad. Creo que a estas alturas para mi hay dos grandes problemas, el mal y la indiferencia, y para mi la sengunda termina siendo mas letal y corrosiva.
Nosotros somos una parte de la parcela que se destruye sola, vendemos la dignidad que no tenemos, y olvidamos lo que sucede afuera de nuestro egoísmo.
Ya ves, creo que los sueños los esta derrumbando la lejanía, la soledad, el abismo que existe entre unos y otros, los silencios atravezados, la incapacidad de escuchar. La impotencia de ser solo una mínuscula partícula en un mal que se propaga.
Bueno, en tal caso, los que lo saben, o creemos saberlo, algo tenemos que hacer!
Para que nadie nos arruine esos sueños.

viernes, 18 de junio de 2010

BOVARISMO



BOVARISMO


"...enfermedad textualmente transmisible".
Daniel Pennac - "Como una Novela"

Por Marcelo Scalona

El Bovarismo es una de esas enfermedades que (curiosamente), debería propagarse para fortalecer al hombre y salvaguardar la especie. Es más, sólo si sucede una pandemia universal de bovarismo, el hombre del futuro podrá sobrevivir a las máquinas, las corporaciones y el discurso unilateral del poder nuclear. Sonará extraño, pero es así; el cuerpo necesita algunas enfermedades para fortalecerse, y está probado que una de las que más restaura el ánimo y la inteligencia, es el bovarismo. Luego están los amores imposibles, pandemia más antigua de la humanidad, incurable y devastadora, auténtico motor de todas las luchas. Un beso furtivo es el terror de cualquier leucocito o linfoma, pero de eso hablamos a menudo, o mejor dicho, no hay instante en que no palpitemos su virus omnipresente: sangre, saliva, leche, sudor y lágrimas. Nada fortalece más al hombre que la búsqueda del ausente enamorado. Pero hoy hablemos del bovarismo. Es una enfermedad evolutiva, empieza con un simple "mi mamá me mima" a los cinco años, de mano de la señorita Yolanda o la Salita Azul; luego sigue con Caperucita y el Lobo, Harry Potter, Sandokán, El Señor de los Anillos y Las Mil y una noches. Ya en la adolescencia, un hermano mayor que tuvo todas las enfermedades, como al descuido, igual que si dejara un condón, te deja en la mesita de luz el "Bestiario" de Cortázar y te hace un seropositivo para toda la vida. El bovarismo es una enfermedad incurable, crónica, sintomática y con recidivas diarias, sobre todo a la hora del ocaso. Por ejemplo, no hace falta haber hecho un cuatrimestre en Medicina para saber que, "Los Heraldos Negros", un domingo a la tarde, le bajarían las defensas al mismísimo Charles Atlas. El nombre o bautizo de la patología es en honor al personaje de Gustave Flaubert (Madame "Emma" Bovary), pero el primer descubridor del virus fue Miguel de Cervantes Saavedra, ya que el primer caso clínico que registra la ciencia, es precisamente "Don Quijote". Ese es el padre de la enfermedad; el ingenioso hidalgo fue el primero en contraer el terrible mal del bovarismo. ¿En qué consiste? Es una compulsión frenética por la lectura de libros de ficción, que provoca en el lector (y desde el mismo momento de la lectura) una confusión mental y anímica que lo lleva a creerse dentro de la fantasía, de modo de abstraerse peligrosamente de la realidad, intentando al mismo tiempo, mediante una operación alucinatoria, delirante e inútil, tratar de participar en "la mentira" que lee, y modificar "la verdad o realidad" en que vive. Es terrible... se produce una alteración de las defensas, pulsaciones aceleradas, sudores fríos, un frenesí de dicha solamente comparable a la plenitud física. Pero no es virtual como la Internet, sino que aquí se produce realmente una simbiosis "realidad‑fantasía", que provoca cambios inmediatos en los enfermos. Por ejemplo, por algunas novelas de amor con final feliz, se han descripto casos de entusiasmo adrenalino‑sinérgicos sólo comparados al triunfo de la heroína. ‑¿Qué heroína? ‑No se sabe bien... puede ser la de la novela (por caso, Madame Bovary) o la inyectable, ese es el peligro de esta enfermedad. Se asimila a muchas cosas que parecen la dicha. Digamos que la fantasía de lo que se lee, comienza a teñir la realidad del lector y a ocuparla, como el delirio de la fiebre se va quedando con todas las palabras del enfermo. Al Quijote lo trastornaron las novelas de caballeros y su pena de amor por Dulcinea. El hidalgo manchego tuvo las dos enfermedades juntas, por eso ha conseguido hacerse un clásico, quizá el mayor: hay quien dice que con él nació la novela moderna, europea, burguesa; o la novela, a secas. Emma Bovary es otro prototipo para el microscopio. Devoradora de novelas románticas, enamorada, enamoradiza de personajes reales, inventados o invisibles, llegó a ese estadio grave de la enfermedad en que el paciente (lector), no halla el lugar y el tiempo donde vivir. Se trata de un estado de desarraigo existencial tan profundo, irremediable a veces, que el enfermo no sabe dónde vivir o cómo continuar: es obvio que no consigue entrar en la ficción, pero tampoco puede vivir en la realidad. ¡Qué joda...! ¿No? Se trata de la mayor insatisfacción conocida, un estado de continuos suspiros melancólicos por aspirar a una plenitud apenas percibida, pero desde una situación de vacío. Como si uno hubiera vivido primero en el cielo, y después, lo quieren acostumbrar a la tierra. Lo dice mejor Aguirre en el poema (*). Con los días, el desasosiego o asedio del imposible se va transformando en unos espasmos del espíritu... los médicos más simplistas no ven más que variantes de la locura, riesgos de suicidio y te derivan al Dr. Prozac. Algunos incluso, recomiendan a los padres del enfermo quemarle la biblioteca; o bien, administrarle las dosis, y entre dos cuentos de Richard Yates ‑dicen‑, obligarlo a leer una revista de "Mecánica Popular", o ver un rato la tele. Por ejemplo, "Operación Triunfo" funcionaría como una especie de electroshock que saque a Emma de ese estado idiota de estar todo el día mirando al horizonte. ¿Nunca probaste a las tres de la mañana, desvelado por el amor imposible de "Seda" (**), ponerte a leer cómo se limpian y lubrican las escopetas? Es mejor el Prozac. La infección es imparable, mi hermano Oscar, en una fase terminal llegó a ponerle a su boutique de prendas femeninas, "Madame Bovary". ¡Qué hermoso cuando uno puede cruzar, rozar aunque más no sea esa fantasía...! Diga lo que diga la ciencia, hasta en Rosario, cada dos cuadras hay una librería de viejo. Los bovaristas no vamos a parar hasta ver toda la Peatonal Córdoba convertida en un solo "Pez Volador". Es que los corazones suspiran... sí... no se lo preguntes a un Cardiólogo, obvio, pero el corazón suspira, hace espasmos conjeturando un infinito de belleza presentida que lo acecha en alguna parte... quizá nos pasó de largo en la página 104... ‑‑ Belleza... ojalá reaparezcas en la 229... mi corazón suspira por vos... y al final del libro ( 500 páginas con todas las peripecias que haré para liberarte de un padre cruel, una vida de miseria y un novio proxeneta), suspiraremos juntos. Y seremos felices. (*) "Varillas de mi jardín", Raúl G. Aguirre. (**) SEDA, novela de Alessandro Baricco. www.scalonamarcelo.com.ar

sábado, 5 de junio de 2010

F XXXXXXXXXXX------XXXXXXXXXXX

¿Fluoxetina para que?
Evasión
engaño
mentira
falsedad
mediocridad
miedo

falsa la infelicidad de la mente
esa carencia que mi cuerpo llama

Hipocresías y verdades a medias
represión, algo silenciado que habla por mi
el sudor de mi cuerpo ansioso
las cadenas que aprisonan
el silencio, barrote que me límita
ojos sin poder mirar
manos sin tocar
Sueños insoñables
palabras borrosas.

¿La felicidad? esa no es mental
Es tan real, como la ausencia que abrazan mis manos
tan verdadera como no querer levantarme de la cama
existente como los días que se repiten
como las horas que no pasan
¿Fluoxetina para que?
Ya sé que mi problema no era mental
¿no?
La fantasía se rompió, los libros dejaron de encantar, la magia dejo de exisitir, y la realidad era esto
tan mundano, tan físico, tan mortal, tan efímero, tan sin sentido.
Como un angel caído de las páginas de los libros
mi vida ya no fué la obra no escrita
el poema
la pintura.
Era una vida mortal
sin importancia
sin ningún hecho memorable
tan vacía como el resto
tan el resto como vacía.

Fluoxetina para el engaño, fluoxetina para la mentira, fluoxetina para creer que la felicidad es mental, fluoxetina para tomarsela de un sorbo, la felicidad siempre fué una pastilla mandada por el psiquiatra y yo creyendo que estaba en las páginas de un libro.

Destino - Salvador Dalí y Walt Disney


“Ella era la pequeña ventanita, el minúsculo agujero luminoso en mi sombría cueva de angustia. Era la de redención, el camino de la liberación. Ella tenía que enseñarme a vivir o a morir; ella, con su mano segura y bonita, tenía que tocar mi corazón entumecido, para que al contacto de la vida floreciera o se deshiciese en cenizas.”

Dolores - Soledad Acosta

Dolores - Soledad Acosta
“Yo estaba muy triste entonces: el corazón humano, sin exceptuar el mío, me parecía tan pequeño, variable e indigno, bien que en lo íntimo de él guardase el recuerdo de la mujer que amé como un ángel, pero que se había convertido para mí en un ser débil, fútil, y fácilmente llevado por la voluntad ajena. A veces la conciencia me acusaba de haber cambiado yo también. Era cierto, pero no había empezado a sentirme indiferente sino cuando advertí en ella despego. Su silencio y sus vacilaciones durante nuestra separación me la habían mostrado bajo otra luz, y el antiguo ideal había desaparecido para mí"

De las tardes-Fernando Delgadillo

De las tardes-Fernando Delgadillo
Si te tuviera una tarde para abrevarme en la voz, murmurante de tus fuentes una tarde para dos. Una tarde para siempre por las tardes que no estás, por las tardes que no han sido, y por las que ya no te vas. Quién te tuviera una tarde para andante recorrer las veredas, los atajos en los campos de tu piel, recorriendo amante valles, lomas, cauces de agua y flor, conquistando tus llanuras. toda una puesta de sol.

Herida - Rimbaud

Herida - Rimbaud
“Era la forma que revestía un amor ávido de exceder el límite de las cosas y, sin embargo, ¿cuántas veces alcanzamos momentos de felicidad irrealizables, noches estrelladas, arroyuelos que transcurren?: en el bosque de Lyon, ya en la noche, ella caminaba en silencio... sentía cómo mi destino caminaba a mi lado... Es imposible expresar con una sola frase la posibilidad que tenía de reconocerla: también soy incapaz de expresar su belleza, belleza imperfecta, móvil imagen de un destino ardiente y tenue. La fulgurante transparencia de esas noches es también inefable”. Bataille

La despedida-Fito Paez

La despedida-Fito Paez
Sabe amargo el licor, de las cosas queridas, se acabó lo mejor, quién nos quita esta herida, tu me pierdes a mí yo te doy por perdida, es la hora de huir, la despedida, la despedida ...

Ms Dalloway - Virginia Woolf

Ms Dalloway - Virginia Woolf
“Con todo, en algunas ocasiones era incapaz de resistirse al encanto de una mujer, no de una niña, de una mujer confesándole, como hacían a menudo, un mal paso, una locura. Y ya fuera por compasión, o por su belleza, o porque ella era mayor, o por alguna contingencia – como un leve aroma, o un violín en la casa de al lado (tan extraño era el poder del sonido de algunos momentos), ella sentía sin lugar a dudas, lo que los hombres sienten. Sólo por un instante; pero era suficiente. Era una revelación súbita, una especie de excitación, como un sofoco, que tratabas de contener, pero conforme se extendía no te quedaba más remedio que entregarte a temblar y sentías que el mundo se te acercaba, hinchando con un significado sorprendente, con una especie de pasión que te llevaba al éxtasis, porque estallaba por la piel y brotaba y fluí a como un inmenso alivio por fisuras y llagas. Y entonces, en ese preciso momento, había tenido una iluminación. La luz de una cerilla en una flor de azafrán; un significado interior que casi llegaba a verbalizarse. Pero la presión se retiraba; lo duro se volvía blando; el momento había terminado”.

Jose Luis Guerin - Las mujeres que no conocemos

Jose Luis Guerin - Las mujeres que no conocemos
"Vislumbraba uno de esos seres que a través de su rostro especial nos anuncia la posibilidad de una felicidad nueva. Cuando es especial, la belleza multiplica las promesas de felicidad. Cada ser es como un ideal aún desconocido que se abre a nosotros. Y ver pasar un rostro deseable que no conocíamos nos abre nuevas vidas que deseamos vivir. Desaparecen a la vuelta de la esquina, pero esperamos volver a verlos, nos quedamos con la idea de que hay más vidas por vivir de las que pensamos, lo que da más valor a nuestra persona. Un nuevo rostro que ha pasado es como el encanto de un nuevo lugar que nos ha revelado un libro. [...] Qué importa si no partimos, sabemos que existe, tenemos una razón más para vivir. Así miraba por la ventana para ver que la realidad y la posibilidad de vida que sentía junto a mí a cada hora contenían innumerables posibilidades diferentes de felicidad [...]Por desgracia no conoceremos todas las felicidades [...]Al menos nos dan nuevas razones para vivir." Fuente Deeegie - Marcel Proust