Vos sos mi cara del otro lado de la moneda, o tal vez la misma. Nunca se reconoce cuál es el lado, el movimiento y la velocidad. Tal vez somos las mismas piezas rotas, y el vacío tan grande, y¿ dónde? ¿dónde los pedazos de alma esparcidos?¿ Como llenamos el rompecabezas? ¿Dónde está nuestra otra moneda con sus dos caras?
Al poeta de las libélulas.
viernes, 13 de agosto de 2010
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