Levantarse un día,
sin las ansias comunes del contacto
de una y dos caricias en la oscuridad de un cuarto inhóspito
contando los minutos que preceden un encuentro inútil
un despojar de labios sin consuelo
una despedida del segundo que se lleva el aliento primero
un recuerdo ya fútil del abrazo anterior
son como cuerpos torpes "amándose por vez primera"
siempre
porque el cuerpo olvida los contornos
las despedidas los llantos
el tiempo los seres
y la lluvia los despojos.
No,
Amanecer un día
con una sencillez prestada
pero única
de una caricia a solas
calmando los silencios
con mas silencios
dejando caer palabras pero sin pronunciar
para que la magia no cese
y el instante no muera
en los versos que se dicen
como los cuerpos que se aman.
Buscando que la nada se asemeje a un beso de mujer,
Con una extraña conexión conmigo misma
Amando la lejanía de todo aquello que no se parece a mí
a todos
ahora
tan distantes
opacos con la luz del sol sin dejar ver más allá de los propios pasos
y las mismas huellas,
De odiarla tanto
he terminado por amarla desdeñosamente
sintiendo celos de cualquier presencia
que sin querer le espante.
Encuentro grato y mortal
con esa presencia ajena
desconocida para los ojos que le miren
inhospita también solo para quién la siente
inhabitable, oculta y lejana
la morada ardiente que se abre como pétalo
y se cierra como la muerte.
lunes, 28 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
Te has puesto a pensar, amigo mio como seremos de viejos?
si ya sufrimos,
cómo será el día en que perdamos nuestra belleza
nuestra única fé,
aunque necesariamente falsa.
Con que ojos para dibujar el anhelo
y con cuáles abrazos, para despedir las ausencias.
Te has puesto a pensar, como será la pesadumbre de verte solo
con el cogote caído y la piel tatuada por los años.
Amanecer un día cualquiera con unos ojos de áquila
impávidos
Tan sosegados y tranquilos
cansados de esperar aquién mirar
Tener la boca rota, la cara maltrecha y el cuerpo débil.
Con un alma vieja, como de joven.
Ella misma tan inquieta,
Paciente e insatisfecha
Pero encerrada, en un cuerpo que cambia hasta envejecer
y que segura siente que es la misma.
Cómo diferenciar si el alma también envejece
Si ahora mismo, parece vieja.
Como no saberla muerta,
si en su pasar por ese cuerpo vencido
es ella la que ha experimentado la caducidad
de las ilusiones.
El deteriodo del tiempo
y las manecillas del reloj curtido.
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